La capital de Corea del Norte, Pionyang, ha sido escenario de una visita especial del líder Kim Jong-un a miles de evacuados, tras severas inundaciones que afectaron el norte del país. Medios estatales, como la agencia KCNA, reportaron la llegada de aproximadamente 13,000 personas, entre ellas niños, ancianos y personas con discapacidades, provenientes de las provincias de Pyongan del Norte, Jagang y Ryanggang.
Durante su visita, Kim interactuó con los afectados alojados temporalmente en un hostal y un centro de entrenamiento de desfiles militares, lugares reacondicionados para ofrecer refugio y soporte a los evacuados. La agencia estatal destacó que Kim "ha salvado miles de vidas" gracias a su liderazgo durante la crisis y ha iniciado un "gigantesco plan de reformas" para restaurar las áreas devastadas.
El enfoque de Kim en su segunda visita a la región afectada fue reiterar el compromiso del Partido y del Gobierno norcoreano en transformar la adversidad en una oportunidad para el desarrollo regional. La administración ha priorizado las labores de recuperación y asistencia, particularmente en Sinuiju y el condado de Uiju, las zonas más golpeadas por las lluvias del monzón.
El líder norcoreano ha optado por rechazar ofertas internacionales de ayuda de países vecinos como China y Rusia, y ha ignorado propuestas de asistencia de Corea del Sur. En lugar de ello, ha movilizado a 130,000 trabajadores de la construcción y cerca de 300,000 jóvenes voluntarios a las áreas más afectadas, a pesar de las críticas de algunas organizaciones humanitarias sobre la posible inclusión de menores en estos grupos.
Pionyang insiste en que no ha habido fatalidades a causa de las inundaciones, aunque Seúl sugiere que las cifras de víctimas podrían ser considerables, especialmente por el desbordamiento del río Amnok en la frontera con China.