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Ernesto García Hernández
Opinión

Los dueños del balón y la joven bancada morenista

La actual legislatura podría explicarse en términos futbolísticos, asemejándose a un talentoso equipo recién ascendido de segunda división: una joven camada de políticos deseosos de impulsar las reformas estructurales que se dirigen desde las oficinas centrales de Morena. Estos seis legisladores buscan anotar "goles" aportando distintas cualidades, donde es importante identificar sus "posiciones" en este juego.

Querido lector, basta con acercarse a una sesión del pleno del Congreso para ver cómo la bancada morenista se ha convertido en un espectáculo. Desde el día uno de la sexagésima cuarta legislatura, han defendido cada postura, línea y alianza del partido guinda, logrando parecer que ganan por goleada. Se aplauden tras sus participaciones, y con técnica, persiguen cada jugada para sumar un gol a favor de la Cuarta Transformación. Sin embargo, al igual que en el fútbol llanero, no todo es entusiasmo y velocidad: se necesita también técnica, talento y experiencia.

Los seis diputados —cuatro hombres y dos mujeres— no superan los 40 años: Gabriela López Torres, Emilio Rosas Montiel, Carlos Artemio Arreola, Cuauhtli Badillo, Nancy Jeanine García y Roberto García. La mayoría no tiene antecedentes políticos y esta es su primera experiencia en la máxima tribuna del estado, salvo Cuauhtli Badillo Moreno, quien ya ha pasado por dos legislaturas y cuenta con el respaldo de la experiencia. El resto del grupo parlamentario es nuevo, fresco, e incluso novato. En ocasiones, algún legislador veterano, con colmillo en las tribunas, aprovecha su ventaja, pone la pierna fuerte y trastabilla las nobles intenciones de los morenistas, quienes rápidamente buscan reponerse y continuar el juego. Sin embargo, los más experimentados, como en el fútbol de llano, optan por un estilo más técnico y preciso, dejando de lado la velocidad de las jugadas a balón parado.

Sin duda, esta bancada joven tiene piernas frescas y mucho entusiasmo, pero es crucial observar el partido desde todas las áreas del campo. Al seguir las jugadas, repeticiones y medios, podemos entrever que para este grupo parlamentario es indispensable buscar siempre el gol. Mientras tanto, del otro lado de la cancha, se percibe cierto silencio intencionado. Apenas ha pasado el primer mes de actividades legislativas y el ímpetu sigue, con declaraciones y acciones que continúan. No obstante, esta joven bancada debe prestar atención a los "fuera de juego" y, sobre todo, a quiénes son los verdaderos dueños del balón: esos legisladores experimentados que, poco a poco, posicionan los temas de la agenda pública con acciones concretas. Y ojo, no subestimo a la legislatura más joven del partido, pero jugar en un equipo con grandes glorias e incluso con compañeros de bancada muy experimentados requiere orientación en lo que está por venir en materia legislativa.

En discusiones como la del abasto de medicamentos, la priista Sara Rocha, con una sola carga y una pierna fuerte, hizo trastabillar a más de un legislador, lanzando preguntas incómodas que desorientaron a un adversario. O el caso de Marco Gama, quien, durante su intervención en la sesión de pleno, ignoró hábilmente las preguntas de los morenistas, usando toda su experiencia para ganar en una discusión que parecía perdida.

Sin duda, la dinámica parlamentaria se adquiere con práctica, prueba y error. Sin embargo, en los primeros minutos del juego, los morenistas han agotado mucha energía, han desgastado tácticas e incluso han perdido de vista lo que los llevó a la palestra: el trabajo de campo, la fortaleza del equipo y, sobre todo, la técnica. Porque puede haber velocidad, pero sin técnica no se ganan partidos. Como lo dice el jugador portugués Cristiano Ronaldo: "Hay que aprender el oficio para ser el mejor, no basta solo con el talento", y el oficio se adquiere jugando. Como dirían los narradores argentinos: “¡Invente, Román, invente…!”.

Sería concederle demasiado a la oposición decir que ellos llevan el balón o que los aliados de la 4T, como el Partido Verde, no tienen cuota de juego. Eso está muy alejado de la realidad. Ellos conocen el juego y tienen un estratega al frente, como el líder de la bancada verde. El juego, lejos de ser rápido, tiende a ser técnico y pausado, donde quien tiene el balón no es necesariamente quien anota más goles. Los legisladores experimentados de todas las fuerzas políticas solo esperan robar el balón y hacer la talacha legislativa. Veremos, al cierre del año, si el balón sigue en un solo lado o si cada partido logra anotar sus respectivos goles.