A partir del lunes 28 de abril, la Capilla Sixtina, uno de los tesoros artísticos más importantes del Vaticano, cerrará sus puertas al público en preparación para el cónclave que determinará el próximo papa. La medida, anunciada por los Museos Vaticanos, responde a la necesidad de adecuar el espacio para los procedimientos ceremoniales relacionados con la elección del nuevo pontífice, que se llevará a cabo en los días posteriores al funeral del papa Francisco, quien falleció el 22 de abril.
En el transcurso de esta semana, los trabajos para acondicionar la capilla comenzarán, con la instalación de mesas y bancos que servirán para las deliberaciones de los 133 cardenales electores, quienes tendrán la responsabilidad de elegir al sucesor del papa argentino. Además, se colocará la chimenea que será esencial durante el cónclave, ya que a través de ella se comunicará al mundo el resultado de la votación.
Durante el cónclave, el humo es el elemento clave para informar a la población del Vaticano y el mundo entero. El humo negro indicará que no se ha llegado a un acuerdo entre los cardenales, mientras que la "fumata blanca" anunciará que se ha elegido al nuevo papa. Este es un proceso simbólico y cargado de tradición que conecta a los fieles católicos con la historia y los rituales del Vaticano.
El cónclave, que comenzará a más tardar el 10 de mayo, marcará el inicio de una nueva era para la Iglesia Católica. La Capilla Sixtina será, una vez más, el epicentro de una de las decisiones más importantes dentro de la institución religiosa, y, tras su cierre, se espera que el espacio vuelva a abrir sus puertas a los turistas una vez concluido este evento histórico.