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Alberto Flores
El emparrillado

87

Gente del planeta. Tenemos qué hablar… de Taylor Swift y Travis Kelce. Sí, yo sé que esta columna es de deportes, yo sé que ya lo vió usted en todos los medios de comunicación y en las redes sociales, yo sé que estamos dañando susceptibilidades de su señor enojado interno... Ya lo sé. Pero el asunto de la relación entre estas dos figuras públicas tiene mucho peso -y se ha demostrado con la exposición en medios- para los involucrados en este chismesote que ha invadido todas las publicaciones posibles.

No conozco muy bien los conteos de las métricas de ranking en Estados Unidos, pero no me cabe la menor duda de que el partido entre los Jefes de Kansas City y los Osos de Chicago fue no solo el más televisado a la fecha, si no el más seguido por el público que tan solo esperaba confirmar si los rumores de que la intérprete de “Shake it off” estaría presente en el estadio.

Tras semanas de especulaciones respecto al supuesto romance entre Swift y el ala cerrada de los Jefes, un twit que anunciaba la presencia de la artista pop más famosa del planeta en el estadio Arrowhead parecía dar confirmación de lo que muchos fans de la cantante estaban anticipando.

Luego, como si fuera la noticia más impactante del último siglo, la transmisión se alejó del campo y los jugadores y mostró a Swift en uno de los palcos junto a la mamá de Travis, Donna Kelce. En este momento surgieron videos de cientos de “Swifties” reaccionando con júbilo desde sus casas por haber visto unos instantes a su ídola portando una chamarra roja y mostrando su evidente apoyo a su -entonces- supuesto interés romántico al lado de la mamá de este.

Por otro lado, los fanáticos del deporte asumimos que Kelce tendría una actuación legendaria para quedar bien con su invitada. Y aunque lamentablemente no fue así, las 67 yardas y único touchdown que anotó en el partido sirvieron para proporcionarle a los espectadores más momentos de la cantautora celebrando el desempeño del ala cerrada.

Ahora… la pregunta obligada ¿A nosotros qué nos importa esto, si solo queremos ver a señores musculosos dándose golpes en las diagonales? Bueno, como mencioné anteriormente la presencia de Taylor Swift mostró que gente que tiene un interés nulo en el fútbol americano estaba dispuesta a sintonizar un partido que dura casi la misma cantidad de tiempo que el “Eras Tour” para tener un vistazo del palco donde se encontraba Swift.

Obviamente el interés por los Jefes se ha multiplicado de manera enorme: Tan solo este fin de semana, las ventas del jersey con el número y nombre de Kelce aumentaron un 400%, así como un aumento en la venta de parafernalia del equipo de Kansas en un 128%. Ha habido un aumento en cuentas de Tik Tok e Instagram de mujeres que no solo se interesan en el chisme o las teorías de la -obvia- mercadotecnia del asunto, si no que empiezan a involucrarse en el comentario del deporte y en explorar más a fondo la franquicia de los Jefes. La búsqueda por localidades del estadio y alojamiento en hoteles de la ciudad, así como sus precios, se han disparado por la posibilidad de pensar que la artista pueda asistir y permanecer en la ciudad del estado de Missouri aunque sea por unos días.

Ni mencionemos el hecho de que marcas como New Balance tuvo un aumento súbito de ganancias a causa de un modelo que Swift ostentaba ese día; y Bud Light por ser la bebida que APARECIÓ CERCA de ella en una toma de la transmisión, también tuvo buenas ventas este fin de semana. Definitivamente todo lo que se relaciona con ella es oro, y para Kelce y los Jefes significa estar a los ojos del mundo con más insistencia de lo que ya estaban.

Patrick Mahomes, mariscal de los Jefes, afirma que sintió cierta presión con Swift y sus fanáticos ‘Swifties’ al enterarse de que ella estaba en el estadio. El cuerpo técnico del equipo no dejaba de mirar al palco atónitos ante la presencia de la cantante. El juego terminó en una completa humillación de 41-10 para los Osos de Chicago que solo fueron la excusa perfecta para que el equipo rojiblanco se luciera ante su invitada de honor. Ese domingo más que ningún otro partido de horario estelar o Super Tazón que hayan jugado, estaban frente a los ojos de todo el mundo. De veras TODO, nada de sesgos.

Es una presión con la que ahora más que nunca van a tener que lidiar, pues Swift acaba de poner la atención en ellos… Si ya eran el equipo más popular de la liga con sus Super Bowls y su dinastía en desarrollo, hoy ya son parte de la conversación de un público que ni siquiera está involucrado en el deporte, pero que estará atento de todo lo que haga especialmente el número 87.

Quizá esto sirva para que estos fanáticos tienen un nulo interés en el americano, poco a poco vayan rompiendo la barrera de la apatía y descubran un nuevo hobbie o puedan desenvolverse en conversaciones que malamente se dice que están reservadas para “machos”. Quizá sirva para que los señores que emberrinchadamente quieren a grupos se nicho como Metallica en el medio tiempo -porque su música ya no es popular-, conozcan otro tipo de artistas y disfruten el medio tiempo con menos señalamientos o inconformidades por el artista que encabeza el espectáculo. Quizá sirva para unir a los “fifas” y a los “Swifties” o a padres e hijas o a grupos de amigos, en el mismo horario bajo diferentes objetivos, pero incentivando un acercamiento que en ningún otro momento se había vivido fuera del Súper Convivio en el Domingo de Súper Tazón.

Y seamos honestos, si esto del romance no funciona, por lo menos podemos esperar un nuevo álbum de Taylor Swift igual o mejor de bueno que los anteriores…. y una temporada de “venganza” de Travis Kelce que lleve a los Jefes a ganar muchos más anillos de los que ya ha ganado con ellos.