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El Mirador
Redacción

Está bien no estar bien en navidad

Hace más de 15 años, casi 20 en estas fechas yo habría estado completamente contagiada del espíritu navideño, si no es que ansiosa por querer que Santa Claus ya me trajera mi regalo, de hecho no dudaría de que no le tomaba ni un tantito de valor a la cena navideña o la compañía de mis seres queridos.

Hoy con 24 años, me doy cuenta de que es válido sentirnos mal en cualquier época del año, incluso en diciembre, fecha en la que las calles se llenan de lucecitas de colores y las canciones navideñas nos repiten que es momento de celebrar, Navidad no es una fiesta especialmente feliz para todos.

De niños la alegría de la tradición nos hacía sentir felices y tal vez de adolescentes veíamos la convivencia como una obligación y muchas veces en esas reuniones familiares salíamos heridos por comentarios fuera de lugar de las tías, como cuestionarnos por los logros académicos o laborales, nuestras situaciones sentimentales, críticas por nuestras preferencias sexuales o la maternidad y/o estar a favor del aborto, y en el peor de los casos obligar a la gente a estar sentados en la misma mesa en la que comen sus abusadores. 

Hoy, siendo una adulta, digo con seguridad que está bien no estar bien en Navidad, porque debería contagiarme del espíritu navideño, seguramente con las compras de pánico y las prisas nadie se pregunta de los sentimientos de aquellos que han perdido a un ser querido y tendrán esta Navidad una silla vacía alrededor de la mesa, sobre todo en esta era pandémica.

Créanme que ningún intercambio de regalos o cena deliciosa podrá desaparecer esas emociones tan complejas, de querer tener a esa persona que hoy no está en este plano espiritual y a la que tal vez nos faltó mucho por decirles. Al escribir este texto me percato que pareciera que aún no me dejo ir a mis seres queridos, pero en realidad lo escribo por todos aquellos que aún extrañan a los suyos.

Mi sentir surge del estrés por el consumismo, me cuesta trabajo aceptar que el centro histórico, plazas comerciales y el tráfico estén así de colapsado por la compra de los regalos.

En días pasados pude notar que se agudizaron mis sentimientos de soledad y tristeza provocando muchas veces ansiedad y todo desencadenado de ver cómo la gente le da prioridad a lo material y no cosas tan diminutas, pero a la vez tan importantes como respirar. 

Hoy aunque el discurso oficial de estas fechas sea que todos están felices, puedo afirmar que es mentira, que la gente sigue lidiando con los mismos problemas que sostienen el resto del año, ¿Qué hay de quienes se la pasaron en los hospitales, internados por algún mal que arrastran desde hace tiempo?

Si te sientes triste o desesperanzado, no eres el único. No es necesario que festejes si no tienes un deseo genuino de hacerlo.

Por otro lado, a quienes si les gusta festejar esta fecha les puedo recomendar lo siguiente, tal vez ustedes se están pasando de lujo, pero desconocen si alguien de la familia está sufriendo y no lo expresa por quedar bien.

Consejos:

1.- No a los temas incómodos: si lo que deseamos es no causar conflictos o peleas en el interior de nuestras familias, lo mejor será no abordar temas que puedan herir susceptibilidades o generar discusiones eufóricas. 

2.- No a las divisiones: por lo general, durante la Navidad y el fin de año nos reunimos con familia y amigos para compartir, por lo cual tener o crear grupos de oposición no es una buena idea, en especial si no queremos roces o tensiones.