Todos los días, en todas partes, a todas horas, escuchamos manifestaciones acerca de la igualdad y la justicia.
Es indudable que una de las luchas más justas de la humanidad ha sido la búsqueda de una igualdad como seres humanos.
Todos somos iguales ante los principios básicos de la vida. Nuestros derechos, deberían ser los mismos sin importar género, nacionalidad, color, edad, profesión, etcétera. Es también muy cierto que, dentro de nuestra igualdad, existen diferencias indiscutibles. Todos somos únicos e irrepetibles.
Encontré una caricatura sobre este este tema que ejemplifica muy bien el contexto. Imaginemos los dibujos de un grupo de animales totalmente disímbolos. Todos comparecen ante un sinodal o profesor: un elefante, un mono, un halcón, un pingüino, un pez, una foca, un perro, una rana y un tigre. El evaluador les dice: “Con el fin de que la evaluación sea justa, todos tienen que presentar el mismo examen, suban por favor al árbol”.