Por Redacción Contra Réplica

Risas y mucho flow

Con una fiesta pensada para los chavitos, la Plaza de la Constitución recibió a 15 mil asistentes.

Hay momentos, cuando se es niño, que se quedan grabados en la memoria por siempre. Son esos recuerdos que, al momento de pensarse cuando se es adulto, llevan sin escala a una sonrisa. Y eso fue justo lo que ayer se construyó en el Zócalo capitalino con la proyección gratuita de la cinta animada Flow.

La Catedral Metropolitana y el iluminado Palacio de Gobierno flaqueaban el escenario de la plancha capitalina donde la cinta de Gints Zilbalodis comenzó a proyectarse a las 19:00 horas. Pero no sólo fue una película en el Zócalo, no. Fue todo un festejo para los niños y niñas que se dieron cita en el corazón de la capital porque pues había que celebrar su día.

La plancha se transformó en un espacio lleno de color, sonrisas, espuma, carpas de colores, actividades divertidas, perritos curiosos y muchos personajes que tomaron vida real sólo para celebrar al chamaquerío.

No podía ser de otra forma, era casi imposible no sonreír al ver a Patricio Estrella haciendo sus mejores poses para tomarse una foto con todo aquel que se lo pidiera de la misma forma que Pikachú, o a Spider-Man encontrarse de manera casual con lo que podría ser SpiderCholo. La tarde, calurosa, estuvo llena de magia, de esa que los niños viven y que se contagia a los adultos.

Así, algunos de los acompañantes de los chiquillos no dudaron en regresar a esos momentos de sus vidas cuando la foto con algún personaje de fantasía aparecía a su paso o simplemente entablar una guerra de espuma con los pequeños que corrían con las carcajadas a flor de piel.

Y si por ellos hubiera sido, también se habrían quitado los zapatos y subido a la gran estructura inflable en forma de un castillo para dar unos brincos, de esos revitalizadores, en donde los chavitos se divirtieron.

En otra zona de la Plaza de la Constitución, los chicos se pudieron convertir en bomberos. Sí, el cuerpo de Bomberos de la CDMX estuvo presente en una zona cercana al escenario donde los niños que quisieran se podían convertir en héroes por un rato al colocarse un uniforme de los bomberos, casco con careta y extintor en mano para estar listos por si pasaba un percance... o simplemente para tomarse la foto del
recuerdo.

De igual forma, paneles de cartón con los cuerpos dibujados de la policía capitalina le dieron la oportunidad a quien quisiera colocar su rostro en los espacios para así ser uno de sus miembros.

¡Ah!, pero una fiesta para chicos no puede ser sin dulces y golosinas, por lo que la oferta fue más que extensa. Desde el joven de unos 20 años que deambulaba por la plancha del Zócalo con una caja llena de paletas payaso, el señor que cargaba su canasta con churros, la señora que andaba con su carrito de palomitas y papitas —con o sin salsa—, el puesto de hidratación colocado por el gobierno capitalino donde el agua era gratuita siempre y cuando se llevara una botella o un contenedor para servirla, hasta los elotes y los esquites, cacahuates y pepitas, helados de conito y los algodones de azúcar; todo fue posible ayer.